Origen del proyecto
La relación comercial entre MÁLYI TÉGLA, cerámica situada en las afueras de Mikolc (Hungría), y BERALMAR se remontan al año 2000 cuando el gerente de BERALMAR Ramon Sarió, el director técnico Artur Massaguer y el representante en Hungría Carlos Acosta visitaron la cerámica y fueron atendidos con mucha hospitalidad por el propietario, László Stark. En aquella época, MÁLYI TÉGLA era una histórica cerámica del noreste de Hungría con una interesante concepción: una nave de dos niveles, con dos hornos Hoffmann en la planta inferior, cámaras de secado en la planta superior, y una línea de preparación de tierras muy singular, en disposición vertical, que dividía la nave en dos mitades simétricas. Para añadir singularidad a la fábrica, la arcilla llegaba en unas cestas que cruzaban una carretera y una impresionante chimenea levantada fuera de la nave dominaba la vista de la demarcación. En aquella primera visita uno de los dos hornos Hoffman estaba siendo reparado y se planteó la posibilidad de construir un horno túnel con el objetivo de ampliar producción y bajar costes tanto energéticos como laborales. Sin embargo a gran dificultad era la falta de espacio: la densidad de pilares interiores de la nave dejaba carriles de sólo 5.450 mm de separación entre pilares, por lo que se hacía difícil encontrar un planteamiento viable. Un horno demasiado estrecho que no ofreciera una producción largamente superior a las cerca de 200 tn que ya hacía la fábrica con los dos hornos Hoffmann no tenía ningún sentido. Finalmente, pocos años después, entre la insistencia del señor Stark y la propensión a los desafíos de Artur Massaguer se fueron encontrando soluciones para sacar adelante el proyecto de un horno túnel para 350 tn/día.
Ejecución del proyecto
El horno que se planteó hacía 84,90 metros de largo (incluyendo el pre-horno), una anchura interior de 4.700 mm y una anchura exterior de 6.140 mm. A pesar de que según el señor Stark las otras ingenierías consultades alegaron que no se podía construir un horno así con los espacios disponibles, BERALMAR solucionó la distancia entre pilares (5.450 mm) de una ingeniosa forma: integrándolos en la estructura del horno. Esto no fue tan sencillo como puede parecer, dado que el modelo de horno que se planteó era el PRESTHERMIC, el horno hermético de altas prestaciones de BERALMAR que permite trabajar a alta presión gracias a su diseño y acabado en chapa metálica soldada. Hubo por tanto que forrar de esta chapa metálica los pilares para asegurar que los ladrillos que los recubrían no debieran soportar temperaturas superiores a los 600ºC, además de hacer pasar los tubos del horno por espacios inverosímiles. De esta manera los pilares quedaron integrados en el horno no sólo a efectos de espacio, sino sobre todo a efectos de prestaciones herméticas. Una característica resultante es que la bóveda se sostiene por tanto bajo vigas de dos longitudes diferentes en función de la presencia de dichos pilares.
El horno fue equipado con equipos de combustión a gas natural y un sistema de gestión automática MICROBER.
El nuevo horno se construyó en el espacio de uno de los dos Hoffmann que fue derribado, por lo que el otro horno Hoffmann continuó en funcionamiento durante toda la construcción del nuevo horno túnel.
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